Muertos de segunda

Hace unos días todo el mundo, especialmente el deportivo, se quedaba perplejo ante la muerte de un jugador de fútbol del Sevilla, Antonio Puerta. A los pocos días murío otro futbolista "tercermundista" y luego otro más, aunque ahora no recuerdo dónde. Llevaba tiempo dándole vueltas para escribir un post y resulta que hoy me he encontrado en el blog de Javier Ortíz, que ya uso en otro post anterior, una entrada precisamente sobre este tema.

Como en el caso anterior, coincido plenamente con su postura. Parece que hay ciudadanos de primera y de segunda. ¿Por ser famoso se merece más respeto que el resto? ¿Tanto? ¿Y el pobre currela que ha levantado tu casa y muere en la siguiente obra? Ojo, todas las muertes son trágicas y se merecen respeto, pero a veces se pretende sacar tajada de donde no se debe.

No contento con esta reflexión, que seguro que muchos de vosotros no compartiréis, me pregunto qué hubiera pasado si el que fallecido hubiera sido un ciclista en lugar de un futbolista. ¿Hubiera habido análisis de sangre o sospechas de dopaje? Yo creo que sí, pero en el caso de un futbolista... Hipocresía pura, porque seguro que los futbolistas también se dopan. Es lo que tienen los deportes nacionales, deportes de masas, en los que se pagan cantidades multimillonarias por pegar a un balón, en los que los aficionados se vuelven locos y se llegan a pelear, que es mejor no provocar escándalos ni ponerlos bajo sospecha.