Estrés

Últimamente tengo tantas cosas que hacer que ya no tengo ni tiempo de escribir unas pocas lineas por aquí. He estado un poquito estresado, y eso en mí es raro. A partir de ahora parece que ese estrés va a ir disminuyendo, al mismo tiempo que mis obligaciones ajenas al trabajo. Todavía me quedan unas semanas de hacer cositas (un poquito de diseño web, mandar CVs,...) pero espero que la cosa se vaya normalizando. Parece que últimamente todos mis post sean para decir que no tengo tiempo, así que voy a cambiar un poquito de tema.

Primero comentar que un colega ha empezado su propio blog, que ya he puesto en el correspondiente apartado, con el sugerente título de Increpando Gominolas. Suerte y ánimo en tu blogeo Gorroño; que tu ánimo de posteo dure más que el de algún otro, jeje. Hablando de blogs de amigos, os recomiendo que os paséis por el de Mikel Izal, que últimamente se anda moviendo mucho por Madrid para promocionar su musica.

El trabajo es lo que más tiempo me absorbe con diferencia y últimamente estoy haciendo acopio de razones por las que cada vez me gusta menos Mocosoft. Llevo un par de semanas peleándome con una aplicación que hace uso de distintas Bases de Datos y ficheros de texto formateados. Cuando ya solo me quedaba una cosilla, va y resulta que los drivers que mi jefa había elegido para desarrollar el programa no sirven porque no permiten la operación necesaria. Y lo jodido es que descubrir esto me ha llevado casi un día, porque el p..... Windows no sabe dar bien los errores. Me estoy cagando todavía en él. Así que toca cambio de sistema y estoy pensando en SQLite, a ver que tal

Muertos de segunda

Hace unos días todo el mundo, especialmente el deportivo, se quedaba perplejo ante la muerte de un jugador de fútbol del Sevilla, Antonio Puerta. A los pocos días murío otro futbolista "tercermundista" y luego otro más, aunque ahora no recuerdo dónde. Llevaba tiempo dándole vueltas para escribir un post y resulta que hoy me he encontrado en el blog de Javier Ortíz, que ya uso en otro post anterior, una entrada precisamente sobre este tema.

Como en el caso anterior, coincido plenamente con su postura. Parece que hay ciudadanos de primera y de segunda. ¿Por ser famoso se merece más respeto que el resto? ¿Tanto? ¿Y el pobre currela que ha levantado tu casa y muere en la siguiente obra? Ojo, todas las muertes son trágicas y se merecen respeto, pero a veces se pretende sacar tajada de donde no se debe.

No contento con esta reflexión, que seguro que muchos de vosotros no compartiréis, me pregunto qué hubiera pasado si el que fallecido hubiera sido un ciclista en lugar de un futbolista. ¿Hubiera habido análisis de sangre o sospechas de dopaje? Yo creo que sí, pero en el caso de un futbolista... Hipocresía pura, porque seguro que los futbolistas también se dopan. Es lo que tienen los deportes nacionales, deportes de masas, en los que se pagan cantidades multimillonarias por pegar a un balón, en los que los aficionados se vuelven locos y se llegan a pelear, que es mejor no provocar escándalos ni ponerlos bajo sospecha.

Reflexión sobre el hambre y la indiferencia

Como últimamente no posteo a diario hay cosas que se me quedan un poco atrasadas. Intentaré darles salida poco a poco. Empiezo por una reflexión en forma de poema (o por lo menos en verso para los puristas) que me llamó la atención ayer. Versa sobre ese mal llamado hambre y las muertes que provoca. Creo que la encontré vía meneame, aunque no estoy seguro, y la reproduzco a continuación, para los vagos, jeje.

Hay un niño clavándome su sumisa mirada,
es profunda y dolorosa, directa al corazón,
sus ojos hundidos parecen invitar a la reacción,
pero sigo parado mientras intuye que no haré nada.

Su oscurecida carne, si es que algo de ésta tiene,
transparenta sus huesos frágiles, de calcio carentes,
y permite, a su pesar, que insectos se alimenten con su sangre,
aún a sabiendas de que no hay alimento en ella.

Acepta su destino sin llorar, sin cobardía, sin suplicar,
cuánto debo aprender de él, de su valor, de su templanza,
porque me doy cuenta qué suerte me ha dado el azar,
ya que bien podría ser que estuviera el aquí y yo allá.

Y sé que tengo ahora el corazón encogido,
mas ¿cuánto tardará en sumergirse en el olvido?
soy injusto, déspota, egoísta y pasivo,
y lo peor es que, sabiéndolo, lo admito.

Miro a esé bebe que intenta sacar en vano
leche del pecho seco de su madre enferma,
que cambiaría su sangre por alimento si pudiera,
para lograr ver a su hijo sonreir un rato.

Y sigues aquí observando este escrito,
y aquí seguirás después de haberlo leído,
pero cuando no te muevas de tu sitio,
serás consciente de tu egoísmo.

¡De nuestro egoísmo!, ¡de nuestra miseria!
que es mayor aún que la suya propia,
porque nacieron sin nada y gracias a nosotros,
morirán de igual manera: sin nada, sin esperanza.

Un niño muere cada dos segundos,
un niño ha muerto en esta frase,
dos niños en este pequeño instante
y decenas en lo que llevo escrito.

Y sigo aquí parado, sin poder mirar hacia otro lado.
Y sigo aquí parado, aún sabiendo cómo me estoy comportando.
Y sigo aquí parado, mientras intento olvidar lo aquí revelado.
Y sigo aquí parado, aunque quizás podría hacer algo.

Y sigo aquí parado…

Es vergonzoso para todos que estos problemas sigan existiendo cuando se pueden solucionar. Como casi siempre, es cuestión de dinero y voluntad política. Con mucho menos del gasto militar mundial se podría acabar con el hambre, pero quizá no interesa. Quizá esos países se volverían desarrollados y no podríamos seguir explotándolos. Quizá pedirían más, como que los tratásemos con respeto. Quizá...

La mayoría de la gente seguirá parada, incluso puede que yo también, pero igual alguno empieza a moverse, y si ese movimiento se contagia a las personas de su alrededor, puede que algo vaya pasando. Por lo menos, que el poema nos haga reflexionar y darnos cuenta de lo afortunados que somos. Por último una propuesta para un amigo cantautor, Mikel Izal, quizá puedas usar estos versos para componer una canción.

Racimos

Hola a todos

Hay muchos racimos en este mundo, uvas, cerezas,... pero hay alguno que sería mejor que no existiera: las bombas de racimo. Son esas bombas que a una cierta altura del suelo se abren y desperdigan miles de pequeñas bombas (submunición) por el área de impacto. Hoy he descubierto, vía meneame, un artículo de un blog en el que su autor (Francisco Polo) ha puesto en marcha una campaña para que España ratifique un tratado contra este tipo de armas.

Os animo a todos a que os paséis por el blog, os informéis y colaboréis en la campaña en la medida de vuestras posibilidades si es que así lo consideráis oportuno. Yo, por mi parte, le daré publicidad y estaré atento a su desarrollo. En algunos comentarios del post comentan que el objetivo no debe ser prohibir estas armas, sino evitar las guerras. Tienen razón, pero hay que ir poco a poco, con objetivos más viables a corto plazo, y este me parece un paso en la dirección correcta. Si todos nos vamos juntando, quizá algún día los intereses económicos no prevalezcan sobre los derechos humanos. Ánimo y colaborad.